El miércoles 15 de agosto del 2007 la tierra tembló en Perú. El epicentro fue en el mar de Pisco, según INDECI fue un sismo de 7.9 grados en la escala de Richter que nos sacudió aproximadamente durante 2 minutos. Han pasado ya 3 días y hasta el momento hay mas de 500 muertos y cerca de 2000 heridos. La ayuda va en camino.
Estaba en el cuarto piso de la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima, la sobrepoblación de alumnos en la Facultad de Comunicaciones nos obliga a invadir otras facultades, cuando de pronto comenzó todo. Los alumnos empezaron a salir del salón con mucho cuidado; yo mire mi mochila, mire mi cuaderno y atine a coger mi lapicero y salir. Las escaleras estaban repletas y recordando los sabios consejos de mi madre me quede en una columna conversando con dos personas más con la misma idea. Estaba todo bien hasta que el cielo se iluminó y el movimiento empeoro. En microsegundos varios pensamientos recorrieron mi cerebro, “los extraterrestres nos están invadiendo”, “¿ahora cómo me escapo?”, “tengo que llegar donde mis papás”; y de mi boca salió “EXTRATERRESTRES”. Dejé de sentirme cojudo cuando la chica de al lado dijo: “FIN DEL MUNDO”. Con el sabio consejo de un pata que estaba por ahí (Mejor bajamos) decidimos aventurarnos en las escaleras que bailaban al ritmo de la culebrítica, mientras escuchábamos los gritos de desesperación mezclados con algunos llantos. El sismo paró cuando estábamos llegando al primer piso y mis piernas pararon segundos después. Un mal día para dejar de fumar, invítame un pucho.
Estaba en el cuarto piso de la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima, la sobrepoblación de alumnos en la Facultad de Comunicaciones nos obliga a invadir otras facultades, cuando de pronto comenzó todo. Los alumnos empezaron a salir del salón con mucho cuidado; yo mire mi mochila, mire mi cuaderno y atine a coger mi lapicero y salir. Las escaleras estaban repletas y recordando los sabios consejos de mi madre me quede en una columna conversando con dos personas más con la misma idea. Estaba todo bien hasta que el cielo se iluminó y el movimiento empeoro. En microsegundos varios pensamientos recorrieron mi cerebro, “los extraterrestres nos están invadiendo”, “¿ahora cómo me escapo?”, “tengo que llegar donde mis papás”; y de mi boca salió “EXTRATERRESTRES”. Dejé de sentirme cojudo cuando la chica de al lado dijo: “FIN DEL MUNDO”. Con el sabio consejo de un pata que estaba por ahí (Mejor bajamos) decidimos aventurarnos en las escaleras que bailaban al ritmo de la culebrítica, mientras escuchábamos los gritos de desesperación mezclados con algunos llantos. El sismo paró cuando estábamos llegando al primer piso y mis piernas pararon segundos después. Un mal día para dejar de fumar, invítame un pucho.