Mi mamá suele ser muy graciosa, pero también es mamá, de vez en cuando me hace la vida imposible y de vez en cuando hace lo que hacen mejor las mamases (jajoijaoija, mamases, oijaaoija xD) querernos infinitamente.
Ya pasó el tiempo, pero igual lo voy a contar, solo porque si.
Desde pequeño mi mamá siempre me ha comprado calzoncillos amarillos para año nuevo, si, siempre, si. Es como una especie de tradición para ella y aunque no crea mucho en esas cosas (y digo mucho porque de vez en cuando creo cualquier cosa que me dicen), es una especie de tradición para mi usar el calzoncillo que mi mamá me regala ese día. Este año no fue "tan" diferente.
Estaba esperando la llamada de una amiga para irnos a la playa y llegó mi mamá diciendo que me había comprado algo, al instante pensé "¡verdad! ¡el calzoncillo amarillo!", pero no. Saco de la bolsa un paquete, lo abrió y me dio un calzoncillo..., rojo.
Yo: ¿Qué? ¿Rojo? ¿No has comprado uno amarillo?
Mamá: No, este año te he comprado uno rojo.
Yo: ¿Por qué?
Mamá: Lo que pasa es que el amarillo es para la suerte, pero el rojo es para que te vaya bien en el amor el próximo año.
Mi mamá sonrió, me abrazó, me dijo feliz año y se fue.
Fue un bonito gesto, especialmente porque el año pasado fue un año jodido, ..., jodido, en ese aspecto y creí que derrepente no se había dado cuenta, pero al parecer (no le voy a preguntar tampoco) lo sabía todo.
Aunque la mayoría de las veces yo no crea en esas cosas..., tengo ganas de ponerme el calzoncillo rojo ahorita mismo.
¡Feliz Año!
martes, 12 de enero de 2010
Todo sobre mi madre (Special edition)
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