miércoles, 15 de diciembre de 2010

Escribir sin feeling


En sus rostros se pueden leer sus intenciones. En sus ojos veo emociones en movimiento.

Ya es medianoche y los niños se fueron a dormir, pero sus cuerpos danzantes me rodean albergando a su pequeño niño muy caliente dentro de sus corazones. Dicen que solo el miedo puede despertarlos.

Junto a la barra una chica lindísima se deja tocar por un pastel con un par de tiros encima que cayó en Help de casualidad porque sus amigos iban a encontrarse con sus respectivos agarres. Al día siguiente ella despertará y pensará en su ex novio y en cuanto se querían, no importa, es otra noche más, es otro Help más pensará. Frente al escenario se acumulan un grupo de amigos del colegio, no se ven hace tres años y conversan sobre el tiempo, sobre lo viejos que se ven luego de haber salido del colegio, de los trabajos universitarios, de todas esas pequeñas cosas que realmente no importan. En sus cabezas unos piensan en las posibilidades de “hacerla” con alguien hoy, la chica de azul odia a la chica de rojo porque su vestido le parece más bonito, callado y sonriente el ex gordito se imagina besando a la más popular de su clase y golpeando al que le hizo la vida imposible el último año de colegio, ese que ahora solo puede pensar en que no puede gastar mucha plata porque tiene que guardar dinero para su bebé. Aún siendo jóvenes nos quejamos mucho de lo viejos que estamos, la mentira del tiempo la tenemos impregnada en nuestra piel. Al fondo, sentada en los sillones, un cuerpo en minifalda se pregunta porqué nadie la ha sacado a bailar y a su lado un flaco que lleva de piel su polera, celebra su cumpleaños mirando un cigarrillo que llena su rostro de humo, hoy se siente más solo que nunca.

Yo ni siquiera se qué hago acá, como todas las noches aparezco repentinamente rodeado de gente, embriago de música y, por supuesto, alcohol; no voy a negar que lo disfruto, pero en algún momento debo dejar de usar el piloto automático. Bailo, salto, canto, golpeo, grito, sudo, estoy contento. Tomo un vaso más de cerveza y me olvido que al día siguiente voy a tener la peor resaca de mi vida, otra vez.

Creo que inconcientemente siempre la busco, siempre la espero, ¿dónde estará en este momento? Y en esa búsqueda encuentro a diversos personajes que van creando puntos de giro en esta gran película. A veces vuelven personajes invitados, unos sonríen, otros me abrazan, me besan, me golpean, me odian, me aman. Bailo solo y con todos, salto más alto, ahí la veo, no nos habíamos visto hace mucho, por lo menos no recordaba hacerlo. Ella sonríe, siempre sonríe (¡dios!, ¡cuánto amaba esa sonrisa!) y me abraza, todo bien. Hace un tiempo diría “todo mal”, pero nada, me encanta cómo es ella, tiene una forma única de hacer que todos la quieran. Aunque ahora no tengo idea en qué anda, siempre la voy a querer. Compro una cerveza más y mi cuerpo vuelve a bailar, la música entra en mi cuerpo y todo desaparece a mi alrededor, que bien me siento. Abro los ojos y la veo conversando con unas amigas, no me ha visto o por lo menos eso quiere que crea, sonrío, la abrazo con fuerza y ella me devuelve el abrazo con menos ganas. Trato de hablarle, pero es inútil; su cuerpo quiere irse y su mente ya se fue hace rato. Siempre ha sido así y no puede con su genio, no puede soportar que “ella” esté bailando conmigo, o cerca a mi, o en el mismo grupo; en realidad yo estoy bailando solo, pero no se ha dado cuenta y alucina hasta otra galaxia; igual la quiero y también la voy a querer siempre. Creo que a todas ellas, que alguna vez fueron parte de mi, las voy a querer siempre. Yo quiero, yo amo.

La noche está por terminar y nunca apareció, tal vez en otro lugar, tal vez en otro momento. ¿Quién será? ¿Ya la conozco?



BONUS TRACK:

Realmente era un post mucho más largo, explicando otras cosas, pero se acabó el feeling mientras lo escribía, así que paré.

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